viernes, 7 de septiembre de 2012

Carbayeda del Tragamón.

En Asturias son numerosos los Monumentos Naturales que se pueden encontrar en prácticamente toda su geografía. Incluso en Gijón, donde se sitúa la Carbayeda del Tragamón, posiblemente una de las más conocidas por los lugareños. Este lugar está integrado por más de 300 carbayos o roble común, muchos de ellos centenarios varias veces, ya que se considera que algunos ejemplares tienen entre 400 y 500 años.
 


Este monumento se divide en dos partes o sectores. El sector sur es de libre acceso, pero apenas está formado por más de una decena de robles junto a algunos castaños. 



El tranquilo entorno y el mobilirio invitan a los gijoneses a pasar los fines de semana y las agradables tardes de verano por aquí. Pero como nos encontramos en España y el respeto al patrimonio natural es prácticamente nulo, esto supone una "pequeña" alteración para estos centenarios: algunos son utilizados a modo de papeleras mientras que otros sirven de rocódromos para los más pequeños. No sin olvidar a los que cocinan de una u otra forma bajo la sombra de los mismos...



Por ello, para aquel que quiera disfrutar plenamente de la carbayeda, recomiento que se internen en el Jardín Botánico Atlántico, donde se encuentran los carbayos mejor conservados, y está claro, el mayor número de ellos. Se podrán contemplas ejemplares de enormes dimensiones, hasta los 16 metros de altura, 13 de diámetros en la copa y 5 de circunferencia del tronco.
Además, el menor uso que tiene su terreno hace de este sector norte una carbayeda adehesada, lo cual nos da una idea del aspecto que tendría antaño. Y ya que estamos aquí, recordar que fue un árbol de gran utilidad para nuestros antepasados: su madera se destinaba para leña o para obtener carbón vegetal, así como sotobosque para la alimentación de animales. E incluso la bellota para alimentación de las personas, como por ejemplo el pan de harina de bellota que comían los astures.



Deberíamos aprender más de griegos y romanos, celtas y germanos, y si no venerarlos, sí prestarles más atención y cuidar de estos centenarios.







4 comentarios:

  1. ¡Pedazo robles! Ya tengo ganas de volver a ver los enormes castaños retorcidos de aquel río en Despeñaperros, y ver con mis ojos la carbayeda si se puede, por supuesto.

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    1. Son magníficos. Ojalá sigan ahí por mucho, mucho tiempo. Imagino que en un futuro podrás visitar este lugar, aunque "sólo" sea la parte sur que aun así también merece.

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  2. Es una verdadera marranada cómo deja la gente los troncos de estos árboles. Es lo que tiene este tipo de espacios públicos y además tan concurridos, hay personas que los respetan pero la gran mayoría no tiene el más mínimo cuidado.

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