lunes, 29 de octubre de 2012

Regresamos a las Tablas de Daimiel.

Como ya hemos hecho en otras ocasiones, Mis Cosines y yo decidimos quedar con Carlos (Entre viajes y pollos) en un lugar intermedio ya conocido, exactamente en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.
El día planeado para ir fue este domingo por dos razones principales: las previsiones meteorológicas eran buenas y sobre todo, porque este fin de semana ya deberían haber llegado las primeras grullas procedentes del norte de Europa.
Al igual la última vez que estuvimos allí, quedamos en la laguna de aclimatación para posteriormente dirigirnos hasta la Torre de Prado Ancho con el fin de evitar a los turistas "menos" ornitólogos, que se encuentran en gran número en torno al medio día.

En la laguna de aclimatación se encuentran numerosas especies de anátidas, algún zampullín chico y se escucha a algún andarríos chico. Pienso que este lugar es de gran interés para el fotógrafo de la naturaleza que quiera conseguir buenas fotografías de estas especies sin tener que molestarlas en su entorno natural. Aunque no hay que olvidar que este no es el fin de la laguna de aclimatación, por lo que igualmente, se debe respetar a la fauna.

Pato colorado.

Ánsar común.


En el caso del itinerario de Prado Ancho, escuchábamos más que veíamos a las grullas. Además, en este punto, las tablas estaban prácticamente secas. Así que rápidamente nos dimos las vuelta, y después de comer hicimos nuestra peculiar ruta entre los itinerarios de la Isla del Pan y de la Laguna Permanente. Estos sí, con mucha agua y por lo tanto con más aves que ver.

Y no empezamos nada mal. En el mismo lugar donde vimos al rascón junto a la polluela pintoja de la anterior vez que vinimos, apareció nuestro primero de los tres rascones del día, seguido al poco tiempo de otro un poco más asustadizo.

Rascón europeo.

Parece que este lugar es el sitio de los rálidos más desconfiados, ya que a la vuelta está ahí mi principal objetivo del día. El calamón común, recogiendo la vegetación con sus largos dedos para luego llevársela al pico. Es el primero que consigo ver, y la verdad es que impresiona lo suyo con esa coloración azul, el fuerte pico y los dedos tan largos.

Calamón común.

Continuamos la ruta acercándonos al balcón para ver a los 4 flamencos en su lugar favorito para descansar. Sin embargo, lo que más llamó mi atención fue un grupo de anátidas que desde lejos no destacaban mucho que digamos. Aproximadamente 15 cercetas pardillas estaban descansando en una orilla mientras 2 nadaban por allí cerca. Es una suerte poder observar a esta especie catalogada como "en peligro crítico" en un número bastante aceptable. Espero que consigan salir adelante, sobre todo sabiendo que es una especie de tan bello plumaje al observarlas desde cerca.


Cercetas pardillas.

Y a partir de este momento, grullas, grullas y más grullas. Se movían por todos los lados, a gran altura o más bajas. Es cierto que antes habíamos escuchado y visto a algunas, incluso volando en enormes grupos. Pero ahora es cuando más se notaba su presencia. Además, pudimos ver que algunos bandos se posaban en la otra orilla del río Guadiana, para nuestro disfrute.

Grulla.

Pero más cerca también se veían garzas reales, garcetas comunes, un flamenco, cormoranes grandes, un morito volando, cigüeñas blancas y muchísimos ánsares comunes.

Cigüeña blanca.

Mientras mirábamos al tercer y último rascón del día, que se encontraba bañándose junto a una agachadiza común realizando los mismos cuidados, un bando de ánsares comunes buscaba un lugar donde posarse. Más desconfiados de los que pensaba, vinieron y se fueron al notar nuestra presencia. Al final volvieron para quedarse, pero bien ocultos a nuestros ojos.

Primera llegada de ánsares comunes.
Segunda llegada de ánsares comunes.
  
Tras ese momento mágico, fuimos en la dirección en la que vimos ir al morito común. Y aunque la vegetación lo tapaba, allí que estaba. Nos fuimos acercando poco a poco a uno de los balcones para poder observarle. Y la verdad que fue muy confiado, recordándome a aquel ejemplar del parque de Isabel la Católica de Gijón, ya famoso.

Morito común.
  
Con un plumaje bastante apagado y con manchas claras en cuello y cabeza, no sé si se trata de un morito con el plumaje de no reproductor o de unos de los jovenzuelos nacidos allí este año. Pero al estar marcado, creo que Carlos pedirá su historial, por lo que ya saldremos de dudas. En cualquier caso, estamos muy contentos con este avistamiento, la estrella del día, el cada vez más común morito.



Todo esto lo obsevamos en el itinerario de la Isla del Pan, entre otras cosillas. Ya en la Laguna Permanente, se veían más o menos las mismas especies: grullas y ansáres descansando y comiendo, garzas reales y cigüeñas blancas pescando. Salvo esa flecha azul de cola corta y largo pico, el martín pescador, que lo conseguí ver volando durante pocos segundos.

Ya tocaba despedirnos de las Tablas de Daimiel, pero no sin antes hacer la parada de rigor en el entorno del Molino de Molemocho, donde en otras ocasiones hemos visto especies muy interesantes. Además, allí solemos hacer un resumen de los visto y de los que hubiéramos deseado ver. Entre las especies que querríamos haber observado se encontraban el ánade rabudo y la garceta grande. Y por cosas del azar o del destino, según prefieran, una garceta grande apareció volando a los pocos segundo de hablar de ella.

También vimos al aguilucho lagunero relativamente cerca. Lo habíamos estado viendo durante todo el día, pero siempre en la lejanía.

Y ya, en la despedida, antes de volver a casa, como si quieran despedirse, un pequeño grupo de grullas pasó a una altura bastante baja y justo encima, permitiéndonos hacerles las mejores fotografías.

Grullas.

En total fueron una cincuentena de aves avistadas, muchas de ellas prácticamente imposibles de ver en mi entorno más próximo o incluso en la ría de Villaviciosa (donde voy frecuentemente). En su respectiva entrada, Carlos seguramente nombre algunas especies aquí no mencionadas, pero que para algunas personas pueden resultar igualmente interesantes.

De nuevo, nos marchamos muy satisfechos de allí, con una gran sonrisa y con ganas de volver en un futuro muy cercano. Por último, deseo que este espacio protegido siga avanzando en su total recuperación.



P.D: Carlos pidió el historial del morito avistado. Es un adulto, capturado en 2009. Seguramente él ponga más información en su blog o entrada.



jueves, 25 de octubre de 2012

Las grullas nos traen el otoño.

Con la vuelta de las primeras grullas también ha llegado el verdadero otoño, aquel de frío y lluvias.





viernes, 12 de octubre de 2012

Hasta La Providencia.

Normalmente, cuando voy a Gijón, me doy un paseo hasta el Rinconín. Me gusta al ser una zona con mucho ambiente, con sus puestos de helados, terrazas de bares, numerosas esculturas. Pero sobre todo, me gusta por el ruido del oleaje al romper contra las rocas.

Vistas del Recorrido desde el Cerro de Santa Catalina.

Sin embargo, un día de este verano decidí seguir un poco más allá, iniciando una de las "Sendas Verdes" de Gijón. La senda a la que me refiero recorre prácticamente toda la costa oriental del concejo de Gijón, hasta llegar al límite con Villaviciosa en la plaña de la Ñora.
En este caso, el recorrido que hice, por falta de tiempo y de preparación, fue desde la Lloca hasta La Providencia. Además de estas dos, las esculturas que se encuentran a lo largo del camino son numerosas, con mejor o peor gusto según el artista. Sinceramente, salvo en contadas ocasiones, no fotografío las esculturas o monumentos modernos, así que para verlos, mucho mejor ir hasta allí.



En cambio, sí me gusta fotografiar los paisajes de cualquier tipo. Y aquí se encuentran algunos de los más espectaculares acantilados del Concejo.

Playa de Peñarrubia.

Y bajo estos acantilados, una playa de grandes dimensiones con su pedreru, la de Peñarrubia. Justo encima de la misma playa se sitúa el parque Joaquín Rubio Camín con su "naufragio en tierra", donde recomiendo hacer una pequeña parada antes de seguir.

Parque de Joaquín Rubio Camín.

 Desde este parque ya queda muy poco, pero posiblemente el peor tramo de subida. Por suerte, ya desde el inicio de la subida el ambiente a "parque" es manifiesto, lo cual nos anima mucho para llegar hasta el final. Y al terminar la subida, una gran pradera nos da la bienvenida. Pero gracias a eso, el campo de visión es enorme, desde Gijón y el camino que dejamos atrás, hasta la continuación del 
sendero con sus acantilados que siguen y siguen hasta Villaviciosa.




Hace tiempo fuimos hasta allí en coche. Al seguir la senda verde se pueden tener mejores vistas de los acantilados a los que me refiero (aunque no sea una gran fotografía). 



Y de regalo, uno de los pajarillos que se dejaban ver por allí. Creo que se trata de una jovenzuela  tarabilla común.





domingo, 7 de octubre de 2012

"aSaltacasas"

No siempre es necesario salir al campo para ver a las saltacercas (Lasiommata megera). Y tras una serie fotográfica rápida, de nuevo en libertad.





miércoles, 3 de octubre de 2012

Posibles futuros pacientes.

Las personas que me conocen directamente, o que son seguidores de este blog desde hace un tiempo, sabrán a qué me quiero dedicar en un futuro (si se puede y me dejan).
 



Ser veterinario es vocacional, se lleva en la sangre, y aunque estemos de vacaciones, no se olvida. Así que en mis salidas, además de fotografiar a los animales salvajes también me detengo ante los animales de "granja", y si el fondo acompaña, hacer unas cuantas fotografías. Y tras las fotografías, uno se hace algunas preguntas como qué raza será (para no caiga en el olvido la etnología y para que los ganaderos no se rían de nosotros al no diferenciar una "churra de una merina"), y posteriormente, buscarles alguna que otra enfermedad (aunque en realidad estén sanas sanísimas).




En Asturias, de donde son todas estas fotografías, no es nada difícil poder ver vacas con sus toros, yeguas con sus potros, gallinas, alguna ovejilla, bien en algún prado cercado, o bien en la montaña prácticamente libres.
Pero tampoco es complicado ver a gente que se dedica a molestar a los animales, o que incluso ponen en peligro su propia integridad física y la de los animales para hacerse "una fotografía con la vaquita asturiana, ya verás cuando se la enseñe a mi mami y la ponga en el Facebook".



No hay que olvidar una cosa muy sencilla: el respeto (que no miedo) que se debe tener hacia estos animales, normalmente mansos, pero también impredecibles. Como nos pasó con esta yegua, que sin ser molestada en ningún momento, nos siguió durante un buen trecho del sendero hasta conseguir echarnos del mismo.



Por último, y aunque en este caso se trate de un caballo en la ría de Villaviciosa, no debemos olvidar, generaciones presente y futura, que la labor de estos animales en el control de incendios es superior de lo que pensamos. Tal vez tendremos que echar un ojo al pasado para intentar solucionar los problemas del futuro.