viernes, 6 de febrero de 2015

Paisajes de la Sierra de Segura.

Pasamos un largo fin de semana en un pueblo situado al norte de Jaén, en plena Sierra de Segura, gracias a la hospitalidad de nuestro buen amigo Carlos Rossi. Con las grandes ventajas que supone ir con un conocedor de la zona pudimos ir a varios lugares, desde la parte situada en Albacete hasta la más cercana a la provincia de Granada.

Cerro de la Torca Honda.

La Sierra de Segura tal vez esté un poco ensombrecida por la reconocidísima Sierra de Cazorla, aunque la primera tenga una extensión mucho mayor y supera en algunos puntos los 2.000 metros  de altura sobre el nivel mar. Además, las sierras de la cordillera Prebética cuentan por múltiples figuras de protección tanto nacionales como comunitarias y globales. Es el caso de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, que ocupa el mismo espacio que el Parque Natural más extenso de España (del mismo nombre). También se encuentran los parques naturales Sierra de Castril en Granada, y de Los Calares del Mundo y de la Sima en Albacete. Todo ello sin nombrar las múltiples figuras de la Red Natura 2000 con las que cuenta. Con todo ello, ya vemos que al menos íbamos a disfrutar de la naturaleza y sus paisajes.



Como dije anteriormente, íbamos con un conocedor del lugar, el cual nos fue enseñando diferentes lugares de la Sierra de Segura. Empezamos nuestra visita (en el blog, ya que las excursiones fueron en otro orden) en el punto más septentrional al que llegamos, en Riopar Viejo. En esta parte de Albacete había nevado bastante durante los días previos, por lo que un manto blanco cubría todo el paisaje, desde las tierras de labor y jóvenes olivares hasta las cumbres más altas de la zona, como el Pico de la Sagra, el cerro de la Torca Honda y especialmente el largo Calar del Mundo.

Pico de la Sagra al fondo.

El calar del Mundo posiblemente sea el más conocido de todos los que hay, debido a sus dimensiones y especialmente por contar con uno de los tesoros de la sierra de Segura, el nacimiento del río Mundo y su impresionante cascada. Sin embargo, a ésta no pudimos ir debido a la nieve que cubría caminos y carreteras, y menos mal porque justo en esos días no había prácticamente agua en la misma como pudimos comprobar en las fotografías subidas en internet.
Estos calares son un tanto peculiares, ya que son de gran altura y tamaño, formando unidades más o menos independientes separadas por valles o desfiladeros. Además, las cumbres presentan una forma aplanada, lo cual le otorga una imagen achatada que hace que parezcan de menor altura a la que en realidad tienen. Pero nada más lejos de la realidad, ya que por ejemplo, el cercano calar de La Sima llega a los 1896 metros de altura en el Pico Mentiras.

Calar de La Sima.

A lo largo de la sierra de Segura nos encontramos otros calares o montañas de aspecto similar, como es el caso del cerro Cambrón, el Calar del Navalperal, el calar de Nava del Espino, el calar del Cobo, entre otros, los cuales parecen más o menos anchos en función del lugar desde el que miremos.

Calar del Navalperal.
Calar de Nava del Espino.
Cerro del Cambrón.

En general, la parte más alta de todos estos lugares están coronados por rocas, de forma que se veían completamente blanco. Pero en cuando se baja un poco en altura los pinares ganan protagonismo, formando extensas masas boscosas donde se pueden escuchar y ver numerosos pájaros y pícidos relacionados con los mismos. Estos bosque se han utilizado y cultivado a lo largo de la historia y actualmente son los grandes protagonistas de estas sierras. Gracias a las nevadas caídas en los últimos días nos pudimos trasladar, en nuestra imaginación, a lugares muchos más fríos. Pero no, estábamos entre Andalucía y Castilla-La Mancha, y cómo podéis comprobar, en ambas comunidades no todo son grandes llanuras.



Para visitar un pinar nos trasladamos a una localidad diferente, a Torres de Albánchez. Allí, aunque todavía quedan bosques, van perdiendo poco a poco su terreno debido a los olivares, motor agrícola del lugar. Estos olivares van escalando poco a poco las laderas, incluso a alturas o pendientes inverosímiles para poder trabajar cómodamente en ellos, pero ahí están. Sin embargo, el punto malo de estos olivares de montaña, especialmente en los intensificados, en la elevada erosión que está sufriendo el terreno como pudimos apreciar personalmente.



Olivares, son La Sagra (izquierda) y el Cambrón (derecha).



Aunque seguramente ni pinos ni olivos fueran los árboles más importantes en determinados lugares. Aquí, del bosque mediterráneo original quedan relativamente pocas muestas, aunque sí pudimos observarlo en la sierra periférica occidental, la cual recibe mayor influencia de Sierra Morena. Aunque uno de los bosques más curiosos por latitud es el caducifolio. Este el el caso de Las Acebeas, el cual se encuentran en un valle húmedo en la ladera del Calar del Navalperal, de forma que crecen abedules y acebos, entre otras especies relativamente raras por aquí. Sin embargo, debido a la carreteras en obras y a la nieve que la cubría decidimos que era mejor no acercarnos pese a las ganas.

Encinar con olivar al fondo y la Sierra del Relumbrar.

Siguiendo hacia el sur, la bruma matutina nos acorta el campo de visión durante un breve periodo de tiempo, hasta que la dejamos abajo. Es la niebla que tapa el embalse del Tranco, la masa de agua más importante de todo esta cordillera montañosa.

Sierra de las Cuatro Villas.

Junto a este embalse confluyen las tres sierras que dan nombre al parque natural, la Sierra de Segura al norte y al este, la Sierra de Cazorla al sur y la Sierra de las Cuatro Villas al oeste. La última es la menos conocida de las tres y la más pequeña. Sin embargo, aporta una imagen diferente debido a lo accidentadas que son sus laderas rocosas y con poco arbolado. Además, en ese momento sus cumbres, que no tienen nada que envidiar en altura ya que llegan a los 1830 metros en el Alto de Pedro Miguel, estaban nevadas.



Aunque justo en frente tiene la parte más profunda de la Sierra de Segura, donde nos encontramos con alguno de los picos de mayor altitud del entorno. Tras ir por una carretera con diferentes miradores donde parar, llegamos a uno de los lugares más llamativos, ene l municipio Santiago-Pontones. Subimos a un altiplano salpicado por algunas lomas, cortados y pequeñas cimas, donde los bosques dan paso a un medio totalmente abierto a las inclemencias del tiempo. El estar a 1.500 metros de altitud junto la gran nevada que había caído por allí llama poderosamente nuestra atención. A todo ello sin ir a los cercanos campos de Hernán Perea.


Almorchón.

Llegamos hasta Santiago de la Espada, desde donde se alcanzan a ver algunas de las mayores alturas de todas estar sierras, como la relativamente aislada La Sagra o el calar de Las Palomas. Más al sur se encuentran otros picos que llegan a los 2.000 metros de altura los cuales no llegamos a ver ya que no avanzamos más por esta vez.

Calar de Las Palomas al fondo.

Hasta aquí llegó nuestro viaje desde el punto de vista paisajístico, con grandes pinares, calares coronados por roca y nieve, olivares, llanuras prácticamente desnudas y el embalse de El Tranco. Nos queda por conocer algún que otro pueblo del lugar, alguno muy interesante.



Y como complemento a esta visita, orientada más a conocer pueblos y parajes naturales, algunas de las especies de fauna que tuvimos la suerte de observar y que fueron de gran interés para mí. Iba allí con la esperanza de observar al acentor alpino, con la suerte de que se dejaron ver un par en las ruinas del castillo de Riopar Viejo (muy confiados ellos). También vimos a cinco machos monteses pastando cerca de Segura de la Sierra, ya al anochecer.  Y para rematar, un par de lúganos alimentándose de los primeros brotes en Hornos de Segura. Hubo mucho más, como un juvenil de águila real, gavilanes, piquituertos y herrerillos capuchinos, además de una cierva en la nieve.

Acentor alpino.
Machos monteses.
Lúgano.

Me despido con una montaña que no he nombrado a lo largo de la entrada y de la que sé que nuestro compañero tiene un especial cariño, tal vez por la fotografía que se tiene desde la lejanía de El Yelmo con Segura de la Sierra al lado.

El Yelmo al fondo con el Yelmo Chico al lado.
El Yelmo al anochecer.




6 comentarios:

  1. Me alegra enormemente ver por tu blog la estampa de esas moles calizas tan emblemáticas para mí como El Yelmo y El Cambrón, además de esos duros calares llenos de vida salvaje y Peñalta (sale por ahí de fondo).
    Nos salió muy bien lo de Riópar Viejo, que disfruté de forma tan novedosa como vosotros, seguro que la entrada con los pueblos va a ser también bien guapa.

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    1. Muchas gracias.

      Espero que la entrada con los pueblos sea igual de bonita y la tome con ganas. Esta entrada la quería poner lo antes posible, para que la nieve ni pierda su lugar allá por la primavera.

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  2. Que guapo! muy bonita la zona.

    Saludos.

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    1. Una zona que merece ser visitada al menos una vez en la vida.

      Un saludo.

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  3. Bonita entrada! Es bastante interesante eso de hacer por un lado los paisajes y por otro los pueblos. Que viaje más bueno, yo lo disfruté como una enana xD

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    1. Gracias. A ver si la siguiente entrada con los pueblos me queda chula, ya que esta de paisajes era relativamente fácil con lo que vimos.
      El viaje estuvo muy pero que muy bien, recomendable ir por allí.

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