lunes, 14 de octubre de 2013

Por el valle de Camprodón.

Esta entrada la debería haber escrito mucho antes, como tantas otras que todavía tengo que publicar pero que debido a la acumulación de material no puedo (unos meses no tengo nada para poner y en otros me sobra).
El caso es que a principios de agosto (ya han pasado dos meses desde entonces), me fui a Cataluña para recoger a mi hermano y pasar un fin de semana por allí, primero en Barcelona y posteriormente en los Pirineos.
La zona elegida fue un pueblo a medio camino de Camprodón y de la estación de esquí Vallter 2000. Como espero que comprendáis, en este valle de Camprodón los lugares a visitar son numerosos y el tiempo disponible muy poco, así que había que aprovecharlo al máximo para ver lo que se pudiera.

Puente Nuevo de Camprodón.

Nada más llegar, visita rápida por el pueblo, comer y decidimos subir hasta Vallter 2000 para disfrutar de las cotas altas de la montaña. Como su nombre indica, la estación rebasa los 2000 metros de altura, por lo que las panorámicas del inicio del valle desde el lugar deberías ser impresionantes, como así fue.



Pero también se tenía que subir para disfrutar de la fauna y de la flora del lugar. En esas cotas predominan los pinares de pino negro, pino albar y abetos, además de los pastos (naturales en las cumbres o favorecidos por la presencia de la estación de esquí y la erosión).




Y al fondo, el circo glaciar del que nace el río Ter y las cumbres más altas de la zona oriental de los Pirineos, con los 2880 metros de altura del Pico de Bastiments, el cual marca la frontera con Francia.

Pico de Bastiments al fondo.

Desde ahí fuimos bajando poco a poco hacia Setcasas, siempre acompañados por el Ter. Así que hicimos alguna parada para ver algún salto de agua. Agua acompañada por numerosas plantas en flor asociadas a medios húmedos como este y que daban un toque de variedad al bosque de coníferas (a esa altura con más pinos).



Ya en Setcasas el río se ensanchaba, aunque todavía rápido y muy, muy frío. Además, el bosque de coníferas era sustituido por uno de ribera en primer término y de caducifolios en las laderas.



El primer día no dio tiempo a mucho más. Bueno, a un poco más sí, ya que mientras descansaban unos acompañantes otros nos dimos un paseo por un sendero cercano al alojamiento, durante el atardecer.



Desde allí se veía Setcases y Vallter hacia el norte. En aquel momento, las cumbres todavía iluminadas resaltaban sobre el fondo del valle en penumbra.  Y al otro lado, Villalonga del Ter, donde los colores del atardecer se hacían más manifiestos según bajaba el sol.



Pero a lo largo del camino no sólo me detuve con los paisajes, ya que de nuevo el número de especies de plantas en flor era numerosos, concentrándose en las zonas más húmedas y en el borde del sendero (no muy transitado que digamos).



Ese día finalizó intentado ver alguna estrella fugaz, ya que ese viaje coincidió con las Perseidas. Estuve poco tiempo y casi no vi estrellas fugaces (me dijeron que posteriormente se vieron más). Eso sí, el cielo nocturno estaba como hacía tiempo que no lo veía, sin contaminación lumínica y con millones de estrellas en todo el firmamento.

Al día siguiente, madrugón individual ya que quería aprovechar mientras los otros dormían para ir por otro camino que salía desde el alojamiento, estaba vez algo más alto que el de la tarde anterior, en busca de algunos pajarillos (como mostraré en otra entrada).



Y como estaba a mayor altitud el cambio de flora era bastante manifiesto, pasando de un frondoso bosque caducifolio a grandes zonas de pastos poblados en ese momento por hierbas altas y florecillas de multitud de colores, además de algún árbol disperso, matorrales, y finalmente el inicio de un bosque de abetos.





Fue ahí donde me paré, ya que un rico desayuno y mis acompañantes me estarían esperando. Y tras el desayuno decidimos volver a Camprodón, el pueblo más importante de la zona desde el punto de vista turístico y comercial. Aquí me debo detener con la gastronomía: diferentes tipos de fuet, bull o paltruc, diferentes tipos de quesos, mermeladas, patés, y lo que parece ser uno de los productos típicos de la zona, la miel.



Sin embargo, este pueblo también importante desde el punto de vista histórico. Entre su patrimonio destaca, sin lugar a dudas, el Puente Nuevo, el cual permite cruzar el río Ter desde el siglo XI.



Pero también hay que tener en cuenta sus edificios eclesiáticos (más alejados de las calles importantes del lugar) como son la Iglesia de Santa María y el monasterio de San Pedro, perteneciente a la orden benedictina. Ambos son de origen románico, con modificaciones posteriores según la época.

Monasterio de San Pedro.

En fin, fueron dos días muy intensos para sacarle el máximo provecho a esta breve visita a esa parte de los Pirineos. Sin embargo, como indica el nombre de estas florecillas azules, no me olvidaré de un lugar al que espero volver.

Nomeolvides (Myosotis spp.)




6 comentarios:

  1. Qué maravilla poder retratarlo todo con luz y cielos azules, no como las ocasiones en que he visitado a Alain y tenido que apechugar con fondos grises y falta de luz.
    El puente con el pueblo al lado y el monte de fondo es una postal, y casi puedo oler las zonas sombrías del bosque.
    Anda que te pones fino con la gastronomía en los viajes, so zampabollos.

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    1. La verdad es que fueron dos días estupendos, aunque en algunos momentos se nublaba.
      Si fueras allí olerías las zonas sombrías del bosque y escucharías diferentes sonidos que otros se nos escaparías, je, je.
      Ya que probé parte de esa gastronomía no está de más ponerla en el blog para que otros se acuerden si se acercan por allí y también la disfruten.

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  2. Un exquisito, a la par que apretado, resumen de tu estancia en Pirineos.
    Nos muestras verdaderas postales de bella composición. 'Ojolince y Sra.' tenemos predilección por las que aúnan: pino, piedra y agua.
    Ya nos irás relatando algo más de la animada fauna y flora del lugar.
    Un saludo.

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    1. Apretado como fue la breve visita a esa parte de los Pirineos.
      Me alegro de que pos gusten algunas de las fotografías, en especial a gente tan montañera y acostumbrada a este tipo de ambientes como sois vosotros. Todo un honor, desde luego.
      Allí estaríais encantados, con multitud de rutas con pino, piedra y agua que disfrutar. A cada cual más bonita (o eso creemos en el momento).

      Un saludo.

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  3. Que buenas vistas!! Las fotos le hacen justicia a ese lugar

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    1. De lo mejor de ese miniviaje, las vistas. El lugar creo que te gustaría a ti también, je, je.

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