Mañana estaré por allí de nuevo, visitando nuevos lugares y reencontrándome con otros ya conocidos. Como siempre, ya irán apareciendo, y aunque habrá de todo, generalmente girará en torno al campo, a la naturaleza y la fauna de allí.
Y como no, nunca, nunca, nunca me puedo olvidar de su deliciosa comida. Entre ésta se encuentran unos pinchos de una famosa confitería maliaya (de Villaviciosa) que nos acompaña muchas de las veces en nuestra mochila, para cuando entra hambre parar y...
Hola Ismael, parece que eres otro devoto de los pinchos de mi tocayo.
ResponderEliminarNosotros también llegamos hoy a la "Villa", con un poco de suerte hasta nos vemos para tomar unos "culinos".
Bienvenido a nuestra tierra
Pinchinos ricos, ñam, ñam. No te olvides de los pasteles, eeeh. Venga, que sólo nos quedan unas horas. ;)
ResponderEliminarAy, es de Colón, no de la cafetería Vicente. Aunque igualmente, lo que he probado de esa cafetería está...riquísimo.
ResponderEliminarLo siento por dar lugar a error.
Yo como siempre, metiendo la pata, espero que si conoces a los dueños (Blanca y Ángel) no se lo cuentes, pues además de familia, Ángel es mi compañero de Camino (sale en casi todas las fotos) durante el otoño desde hace varios años y el autor de mis pasteles favoritos, como verás en el escaparate tiene un cartel donde dice que sellan las credenciales del Camino.
EliminarHacen como nadie (por encargo) una empanada de cabello de ángel y jamón serrano ¡espectacular!.
Buen viaje y a pasarlo bien que hace sol.
Anda, pillín, ¿a que me vas a contar qué son exactamente los pinchos de la foto?
ResponderEliminarEl de la izquierda es una empanadilla de carne, el de abajo creo que era el pincho de pollo, el de arriba de lomo adobado y por último, una fajita de jamón y queso.
ResponderEliminarP.D: Vicente, siento la aquivocación, puse "cafetería" por la costumbre madrileña de llamar a todo este tipo establecimientos del mismo modo, sin hacer diferencia alguna.