"- Dame una rosa roja - exclamó - y te cantaré mi más dulce canción.
Pero el rosal negó con la cabeza.
- Mis rosas son amarillas - respondió -; tan amarillas como el cabello de la sirena que se sienta en un trono de ámbar y más amarillas que el narciso que florece en el prado antes de que llegue el segador con la guadaña."
Esta foto no será la más bonita ni la que mejor he hecho. Tampoco la flor o el lugar serán espectaculares. Sin embargo, tengo un especial cariño a esta foto y a esta amarilla rosa por los recuerdos que me abordan siempre que la contemplo.
Era la primera vez que la veía, con sus pétalos tan amarillos como el cabello de la sirena.
Era la primera vez que me sentaba a su lado, la admiraba y pensaba: "¡Ay, qué hermosa es!"
El primer fragmento pertenece a "El ruiseñor y la rosa" cuento de Oscar Wilde.
Y entonces la tocaste y te pinchaste.
ResponderEliminarQue texto tan guapo!. Las fotos que son especiales sólo por el momento especial que nos recuerdan son siempre las mejores. :)
ResponderEliminarGracias. Pues sí, y luego son las más recordadas.
ResponderEliminarFelices fiestas a ambos.