Era la primera vez que iba a la Villa (Villaviciosa). Por aquel entonces, aún me sonaban extrañas muchas de sus palabras, como el gochu que vemos refocilándose en la huerta, o la pega que revoloteaba en la pumarada.
También me costaba recordar el nombre de los lugares visitados, como Amandi (ahora tan conocido), o los que veía en el horizonte, como la Sierra del Sueve.
Pero me quedó clara una cosa, me enamoré de estas tierras y supe desde aquel momento que siempre que pudiera volvería para ir descubriendo poco a poco sus encantos y tradiciones (y su gastronomía).
Todo esto lo supe aquí, mientras daba un placentero paseo, o como dicen aquí, caleyando por Vitienes.
Mira que ye guapo caleyar, eh. Para la próxima vámonos a Cazanes ji, ji
ResponderEliminar(con un contundente bollo preñao en la mochila)
Pues sí, y a ver si también nos animamos ya a ir a la zona de Valdedios, que debe que ser bonita.
ResponderEliminarMira que sabía que acabarás hablando de comida alguna vez.
ResponderEliminarPues espero que de vez en cuanto aparezca alguna entrada relativa a ello.
ResponderEliminarque bella postal
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