El sábado pasado me hicieron un regalo genial (no pudo ser el domingo de Resurrección por problemas de calendario). Una ardillita de chocolate blanco que estaba muy, muy, muy buena. De hecho, ya sólo queda la base de chocolate con leche, ju. Así que para la próxima Semana Santa tendré que llevar un ramo, a ver si cae otro.
Y como hay que hacerle un homenaje...hoy fui a El Retiro madrileño en busca de las numerosas ardillas que allí habitan, con la suerte de que una de ellas vino corriendo directamente hacia nosotros. Seguramente en busca de comida, la bribona.
Pero ante la negativa, se fue corriendo a un banco a sentarse como una señorita (o una niña juguetona).
Si no quieres la base me la como yo, eh jaja
ResponderEliminarQué mona, mira que son guapas las ardillas, con esa carilla, ains.
No hace falta, acabará también en mi barriga.
EliminarPor suerte son tan fáciles de ver en El Retiro...