viernes, 27 de abril de 2012

Presente y presente.

Cualquiera podría decir que la primera explotación, la de ovejas, pertenece al pasado. A aquellos años en los que se tenían varias ovejas, entre otros animales, para consumo propio o venta directa en el mercado del pueblo.
Pero no ocurre lo mismo en Asturias, donde aún se mantienen a las ovejas en los pastos durante todo el año.



Muy cerca de la primera, a sólo 80 metros, se encuentra otra un poco más grande, de vacas de aptitud cárnica. Es la otra cara de la ganadería, y se supone que el presente y el futuro.
Al menos, en ésta las vacas podían ver el pasto, e imagino que podrán probarlo directamente y tumbarse a rumiar pacientemente durante los meses más cálidos.



miércoles, 25 de abril de 2012

La Madre del Emigrante.

Así se llama oficialmente la escultura, pero por los gijoneses se conoce mejor como la "Lloca del Rinconín".
Representa ese pasado díficil de muchas madres que se tenían que se despedir de los hijos que decidían comenzar un nuevo viaje lejos de allí, en las llamadas Américas. Quién sabe si está escultura no volverá a tener protagonismo y esta vez despida a los jóvenes españoles (y no tanto) que decidan "embarcarse" hacia un mundo mejor.



domingo, 22 de abril de 2012

Procesión del Silencio.

En solemnidad, la Dolorosa sigue al Cristo Crucificado, totalmente en silencio e iluminado por multitud de velas y antorchas.


jueves, 19 de abril de 2012

Tras la cuenca minera asturiana.

La Felguera, Langreo, El Entrego y otros grandes núcleos urbanos de pasado y presente industrial, y futuro incierto, crecen a lo largo del Nalón. Tras esta sucesión de pueblos más bien feos se llega de nuevo a la parte asturiana más tradicional y bonita.
Comenzamos en Lloro, perteneciente a la parroquia de Tiraña. Pequeña aldea a pie de carretera donde se mezclan las construcciones tradicionales con edificios más modernos. Todo metido en un pequeño valle que debe de ser precioso en otoño.

Lloro.

Posteriormente, la curiosidad nos hizo ir a Villoria. Junto a Entralgo, Canzana y otras aldeas, forma parte del bucólico mundo rural de Armando Palacio Valdés, aquel autor realista que no veía con buenos ojos la evolución minera de su entorno. De este pasado minero poco queda ya en el concejo de Laviana. 

Plaza con el monumento a Armando, en Entralgo.

Entre sus edificios sobresale la iglesia de San Nicolás de Villoria.

Iglesia de San Nicolás de Villoria.

Para terminar el día nos adentramos en la montaña. Siempre que he ido a Asturias he estado por la costa únicamente. Así que ya llegó el momento de empezar a descubrir la parte astur de la Cordillera Cantábrica. Aprovechando la proximidad, nos centramos en Sobrescobio.
Antes, mucho antes de llegar a Soto de Agues ya se dejan ver las altas montañas, aunque el día no acompañara por lo nublado que estaba.



Y el camino seguía...



...hasta llegar a Soto de Agues, preparado para el turismo de montaña y senderismo. Aún así, este pueblo tiene aún el aspecto de no pertenecer a este siglo, ni siquiera al anterior. 



Básicamente dedicada a la agricultura y a la ganadería, todavía impera la aquitectura típica de este tipo de vida. Y lo más llamativo son los numerosos hórreos y paneras, con los cuales se podría hacer un estudio "sobre la utilización actual de los mismos" (pero eso se dejará para otra ocasión).




Pero aquí finalizamos nuestro día, mirando hacia el horizonte cómo subía el río Alba y el camino que lo sigue. Mirando con el deseo de continuar...

 



martes, 17 de abril de 2012

Cuaderno de la Ría.

Como siempre que voy a Villaviciosa, aprovecho esos momentos de tranquilidad o de descanso para ir a El Cierrón, la parte más cercana al pueblo en sí. Me doy un paseo por la zona para observar el ambiente "ornitólogo" que impera ese día.
Esta vez llevaba un objetivo bastante mejor para esto, aunque no del todo válido, ya que me tuve que conformar con un 300 mm que por problemas de compatibilidad no me dejaba emplear el autofoco (aunque lo tiene).
Aun así, iba muy ilusionado con él y armado con los prismáticos de siempre. Pero pronto, muy pronto, me di cuenta de que no me serviría para hacer buenas fotografías a aquellas aves situadas a lo lejos, como el grupo de espátulas que se situaba en el centro de la ría, junto a una garza real. Así mismo, no me resultaría útil para aquellas que pasaran volando. Pero yo hacía lo que podía.

Archibebe oscuro.

Garza Real.

Sin embargo, yo se las hacía, estuvieran lejos o no, ya que posiblemente luego me servirían para identificar aquellas especies que no reconocía al momento. En este punto me paro y agradezco a Carlos Rossi y a Bernardo Busto por su ayuda. Tampoco me puedo olvidar de otra persona, en este caso de Mis Cosines ya que me ayudó a realizar aquellas fotos lejanas que por mi pulso me salían borrosas.

Aguja colinegra.
Así, decidí dedicarme a hacer fotos a las especies más confiadas, como los omnipresentes azulones, de los cuales me he enterado que ya están aumentando la familia.

Azulones o ánade real.
Y también de los coloridos pajarillos que pueblan la zona. Primero fue el petirrojo, y posteriormente las preciosas collalbas grises y a la lavandera boyera que merodeaba por allí. Y cómo no, a esta hembra de tarabilla que ya estaba con sus trabajos artesanales.

Collalba gris.
Lavandera boyera.
Petirrojo

Carbonero común.

Mosquitero musical.

Hembra de Tarabilla.

Aunque lo que más ilusión me hacía era ver especies nuevas, como la aguja colinegra anteriormente vista, o el "pollo raro que no sale en mis guías" y que posteriormente supe que se trataba de un combatiente junto a un archibebe común.

Combatiente (arriba) y archibebe común (abajo).
 Pero el mejor momento de todos fue aquel, bajo la fina lluvia, en el que al fin vi a las famosas espatulas mucho más cercanas. Al principio era un par, las cuales se llegaron a pelear durante un par de segundos (y yo pensando que eran animales totalmente pacíficos...). Posteriormente llegó una tercera, algo más grande, junto a una garceta común para completar el cuadro.

Espátulas.


Se dejaron ver muchas más especies, entre las que sobresale una pescadora haciendo picados sobre el agua, pero demasiado lejos de allí.

Finalmente, recomendar un libro, gracias al cual he dado nombre a esta entrada, de Gonzalo Gil, sobre sus acuarelas y óleos de las aves de esa zona. Se puede conseguir en la fundación José Cardín Fernández, situada en Villaviciosa.
Aquí unas fotografías de aquellos cuadros que más me han gustado...aunque ojalá lo hubiera podido ver en directo.






P.D: si me he equivocado en la identificación de alguna especie, será bienvenida la corrección de la misma.

P.D.D: lo siento que algunas fotos sean cutres, pero es lo que hay y me hacía ilusión ponerlas.

domingo, 15 de abril de 2012

Parque de Isabel la Católica.

Junto al Cerro de Santa Catalina y los Pericones, entre otros, el Parque de Isabel la Católica es uno de los más importantes y visitados de Gijón.



Por lo que me han contado, fue una antigua zona pantanosa junto al río Piles donde las aves migratorias paraban a descansar, así como las invernantes. De este pasado, actualmente sólo quedan tres pequeñas lagunas, dos en el parque y otra en la orilla contraria al Piles.


Pero las aves no se olvidan de ello y siguen pasando por aquí, pudiéndose observar algunas aves silvestres, algunas tan comunes como los cormoranes grandes, y otras tan raras como el ya conocido morito, actual atracción para todos.

Cormorán grande.
 
Sin embargo, la gente se anima mucho más mirando, fotografiándo y dando de comer a las más llamativas aves exóticas introducidas en el lago o en el aviario.

Barnaclas canadienses.
 
Aviario y palomar.

Pero no es ni mucho menos el único punto con encanto, ya que al igual que otros parques españoles, está salpicado de esculturas y monumento dedicados a diferentes personajes de nuestra historia.
Entre ellos sobresale, no por su belleza, si no por lo que marca, el monumento a Fleming, al que todos debemos tanto.

Monumento a Fleming.
 
Y cómo no, no podía faltar el monumento a la monarca que da nombre a este parque, el cual se encuentra presidiendo unos bonitos y cuidados jardines.


Monumento a Isabel la Católica.


P.D: el único problema de este (y otros parques) se encuentre en la poca concienciación o consideración por parte de algunos dueños de perros, pues según qué zonas es preferible no pisar el césped.


viernes, 13 de abril de 2012

Ardillas.

El sábado pasado me hicieron un regalo genial (no pudo ser el domingo de Resurrección por problemas de calendario). Una ardillita de chocolate blanco que estaba muy, muy, muy buena. De hecho, ya sólo queda la base de chocolate con leche, ju. Así que para la próxima Semana Santa tendré que llevar un ramo, a ver si cae otro.




 Y como hay que hacerle un homenaje...hoy fui a El Retiro madrileño en busca de las numerosas ardillas que allí habitan, con la suerte de que una de ellas vino corriendo directamente hacia nosotros. Seguramente en busca de comida, la bribona.
Pero ante la negativa, se fue corriendo a un banco a sentarse como una señorita (o una niña juguetona).




miércoles, 11 de abril de 2012

Morito confiado del Parque Isabel la Católica.

Aprovechando el día en Gijón decidí ir al parque Isabel la Católica, famoso por su colección de aves ornamentales y por ser lugar de descanso de otras silvestres.
Para mí, la combinación perfecta, ya que me encantan los paseos por los jardines de nuestras ciudades y la observación de aves de cualquier tipo.
Sin embargo, mi mayor sorpresa fue encontrarme en la orilla de la laguna a un confiado morito. 



Únicamente lo había conseguido ver una vez, a lo lejos, en uno de nuestros Parques Nacionales. No me permitió observarlo como querría...


...Pero esta vez sí, a apenas 5 ó 10 metros de distancia, ahí estaba, de un tamaño mucho menor de lo esperado, ya que apenas llegaba a la estatura de las gaviotas aun con sus largas patas.



Pero eso era lo de menos, ya que allí se encontraba, rebuscando entre piedras y en la hierba para llevarse algo a la boca (o mejor dicho al pico), andando tranquilamente. Y lo más curioso era cómo las propias gaviotas, siempre macarras, dejaban paso a tan singular especie.



Y de lo único de lo que me lamentaba era de que no apareciese un rayo de sol que iluminara su plumaje...hasta que justo cuando me iba a ir... sin palabras.
 



martes, 10 de abril de 2012

Río Profundu.

El concejo de Villaviciosa es uno de esos lugares que siempre nos invita a recorrer sus numerosas caleyas o senderos, ya que sabemos que nos deparará un mundo de leyenda en unos casos, más rural en otros.
Generalmente nos encontraremos con un paisaje bonito, si no espectacular, muchas veces diferente a otros ya vistos en este mismo concejo e incluso parroquia.



Esta vez decidimos seguir una ruta reconocida por foráneos, pero sobre todo por los maliayos, la ruta de los molinos del río Profundu. En este punto es importante hacer un inciso y decir que no completamos esta ruta de 7 kilómetros de recorrido para la ida (nos quedamos a 2 kilómetros de terminarlas), y ni siquiera vimos el molino La Peña, el más famoso de este río. Esto hace que las ganas de volver incrementen por momentos, ya que el paseo por sus caminos resultó agradable, sobre todo para la vista.



La primera parte del recorrido nos introducirá de lleno en un río de tranquilas y cristalinas aguas cuyo bosque de ribera contrasta con las pumaradas y prados adyacentes.



Tras este corto tramo de sendero y terreno rocoso se llega a una de las innumerables caleyas asturianas, actualmente bordeada de un manto amarillo de florecillas (de las cuales ya se hablará en otra entrada). Gracias a todo ello, da la sensación de estar haciendo una etapa de nuestro más famoso Camino, pero desafortunadamente por ahora no es así.



Una vez abandonamos dicha caleya nos adentramos en el tramo más bonito que hicimos. El bosque se hace más espeso, el río resuena con más fuerza y la humedad es más manifiesta a nuestro alrededor. 



El musgo y el liquen crecen por todo el terreno y en los troncos de avellanos, castaños y otros árboles. En el borde del sendero y en la orilla se encuentran las primeras flores de esta estación, entre las que sobresale por su belleza y número la primavera (Primula vulgaris).



Y hasta ahora no he hablado de los molinos, los cuales hacen famosa a esta ruta. Esto se debe a que los que vimos se encuentran en estado ruinoso (y poco fotogénicos) aunque no por ello menos bellos. Así, deseo que todo siga tal como está, ya que si los llegaran a restaurar posiblemente pierdan todo su encanto.



Finalmente, este sendero lo recorrimos con un pensamiento constante. Los múltiples molinos junto a los caminos y campos adyacentes siempre nos hacen pensar que fue un lugar transitado antiguamente por los lugareños para poder hacer sus labores y como punto de comunicación entre aldeas y la Villa. Pensamiento que se reforzó al llegar a un pequeño puente, donde ya dimos la vuelta para volver a casa, aunque con ganas de continuar.