Si por la mañana recorríamos un desfiladero, después de comer subíamos a las crestas de una sierra, específicamente a la Sierra de la Madrila, catalogada también como Geositio del Geoparque Villuercas, Ibores, Jara.
La ruta comienza en el puerto de Berzocana, el cual supone la separación entre la Sierra de Guadalupe y la Sierra de la Madrila. Para ello, primero nos adentramos por un melojar que en el periodo en el que fuimos nos mostraba sus hojas verdes que empezaban a salir, mientras que las hojas secas que habían permanecido en el árbol durante el invierno habían caído. Al menos, por el camino encontramos diferentes plantas en flor que nos recordaban que estábamos en plena primavera.
Es tras salir de este pequeño bosque cuando empezamos a darnos cuenta del lugar en el que nos encontramos, al contemplar sierra y una amplia llanura que se extiende hacia el sur. Aunque aquel día no era el mejor para ello debido a la luz y la bruma.
La ruta comienza en el puerto de Berzocana, el cual supone la separación entre la Sierra de Guadalupe y la Sierra de la Madrila. Para ello, primero nos adentramos por un melojar que en el periodo en el que fuimos nos mostraba sus hojas verdes que empezaban a salir, mientras que las hojas secas que habían permanecido en el árbol durante el invierno habían caído. Al menos, por el camino encontramos diferentes plantas en flor que nos recordaban que estábamos en plena primavera.
Es tras salir de este pequeño bosque cuando empezamos a darnos cuenta del lugar en el que nos encontramos, al contemplar sierra y una amplia llanura que se extiende hacia el sur. Aunque aquel día no era el mejor para ello debido a la luz y la bruma.
Pero es mejor avanzar en nuestro camino, hacia el sureste en dirección al Risco Viejo. El camino asciende hasta el primer risco para después descender y volver a subir hasta el siguiente. Y aunque hay que estar en buena forma, con paciencia y algún descanso se realiza esta ruta fácilmente.
Aquí, el melojar es sustituido por pequeños rodales de pinar, pero especialmente por zonas de matorral, siendo la jara la especie más abundante. Además, aquellos afloramientos de cuarcitas que me parecían tan llamativos cuando nos encontrábamos junto al río Ruecas los tenemos al alcance de nuestras manos.
Eso sí, de vez en cuando conviene echar un vistazo hacia atrás, donde veremos las mayores alturas de las Villuercas y también de todos los Montes de Toledo. Y aunque desde donde nos encontramos parece que el Risco Matacabras sea el más alto con sus 1133 metros de altura, ni mucho menos es así. A su derecha se encuentra el risco de la Villuerca, que con sus 1603 metros es el techo de todo el entorno. Flanqueándolo se encuentran varias sierras que hacen honor a lo que se conoce como relieve apalachense.
Pero también hay que mirar hacia abajo y al este, justo al valle por donde discurre el río Ruecas y su embalse de Cancho de Fresno. Además, se verán las múltiples sierras con sus cuarcitas (de Sancho, del Águila y de Belén).
Al seguir caminando hacia el Risco Viejo los pinos son menos abundante y van ganando cada vez más protagonismo las encinas, las cuales nos muestran su flor y por ello presentan una tonalidad un tanto más amarillenta y alegre.
Y así, entre subidas y bajadas, entre pinos y encinas, y rodeados de matorral mediterráneo y pradera al fin llegamos al destino marcado para esa tarde, el Risco Viejo. Formado por cuarcitas de cerca parece mucho más grande, mucho duro que desde la lejanía, o incluso desde el Desfiladero del Ruecas.
Desde allí vislumbramos la raña de Cañamero, además del pueblo que le da nombre y la Sierra del Pimpollar.
Merece pararse un momento allí, ya que entre una gran superficie de jaras se alzan las protagonistas del día, además de algún que otro pino que parece que sobrevivió a un incendio. Así que me entretengo haciendo algunas fotografías antes de regresar.
Regreso que realizamos mirando más al cielo que al suelo, ya que las nubes amenazan chubascos (como así fue finalmente). Aun así, me detengo para echar un último vistazo a este entorno tan especial que empezamos a descubrir ahora con el Desfiladero del Ruecas por la mañana y la Sierra de la Madrila por la tarde.
Nos vamos con la promesa de conocer más lugares del Geoparque Villuercas, Ibores, Jara, tal vez en el entorno del Risco de la Villuerca que tan cerca nos ha quedado, o tal vez por la zona de Castañar de Ibor.
Te ha quedado un buen reportaje, y eso que la luz ese día era muy mala para las fotos.
ResponderEliminarEs una buena ruta, la verdad, y se tienen buenas vistas. Qué ganas de volver a seguir conociendo las Villuercas :)
Muchas gracias.
EliminarLa luz es horrorosa, y las fotos bueno...Era complicado con zonas cercanas nubladas y lejanas con mucho sol. Aunque como siempre, lo mejor es ir para tener esas vistas de primera mano y disfrutarlas.
Ya pensaremos en algún geositio o lugar para seguir conociendo Las Villuercas.
Vaya fotos mas guapas!!!
ResponderEliminarGracias, Ramón. Se hizo lo que se pudo.
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