Como si de un castillo se tratara, desde las alturas, vigila este antiguo monasterio, San Pedro de Roda.
Desde este punto del cabo de Creus se puede ver cómo el mar se pierde en el horizonte, hasta ser absorbido por el azul del cielo. Pero no sólo eso, ya que también se observa cómo emerge una de las cordilleras más bellas, los Pirineos.
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