La Fortaleza Califal de Gormaz, declarada Bien de Interés Cultural en 1931, se encuentra enclavada en la actual provincia de Soria, al norte del río Duero y actualmente está en ruinas (aunque bastante bien conservadas). Pero no siempre fue así, hubo un tiempo en el que tuvo una gran importancia estratégica y fue conquistada alternativamente por cristianos y musulmanes a lo largo de los siglos X y XI.
Se encuentra en lo alto de un cerro, en una posición dominante sobre las tierras llanas de alrededor, y gracias a ello, con unas vistas espectaculares de toda la zona, nada mejor para su labor de vigilancia. Esta misma posición permite que sea divisado desde una distancia considerable.
Antes de subir al castillo merece parar en el propio pueblo de Gormaz, el cual se sitúa a los pies del castillo, en el lado sur. Curiosamente, el pueblo fue fundado tras la última conquista por parte de los cristianos, exactamente por Fernando I de León en el años 1059 o 1060 También fue durante esta época cuando ocurrienron los hechos que valieron a Rodrigo Diaz de Vivar, El Cid, su primer destierro de Castilla, cuando reinaba Alfonso VI (hijo de Fernando I).
La causa de este destierro tiene inicio en 1081, cuando Rodrigo Díaz de Vivar repelió una incursión musulmana por tierras de Soria. Posteriormente, en la persecución de los musulmanes se adentró en la Taifa de Toledo y saqueó la zona nororiental de la misma. Sin embargo, esta taifa estaba protegida por Alfonso VI a cambio de un tributo. Esto valió la enemistad del rey con su vasallo y finalmente lo desterró.
Seis años después, en 1087, El Cid y Alfonso VI se reconcilian por motivos que en este entrada no vienen al caso y este último le entrega al primero diversas posesiones, entre ellas el castillo de Gormaz. Rodrigo Diaz de Vivar fue señor del castillo sólo durante un año, ya que en 1088 fue nuevamente desterrado.
Como vemos, un personaje importante de nuestra historia pasó por este castillo, pero no será el único.
Desde Gormaz vamos subiendo a la fortaleza, pero antes nos encontramos con la ermita de San Miguel, declarada Bien de Interés Cultural. Su construcción es contemporánea a la fundación del pueblo de Gormaz, ya que data de finales del siglo XI o principios del XII. Es de estilo románico y tal vez nuestro anterior héroe la viera igual que nosotros (salvo posteriores reformas) o al menos en construcción.
Al fin llegamos a las puertas de la imponente construcción, con sus torres cuadradas y ya vemos la Torre de Homenaje desde el exterior.
Además, nos podemos ir fijando mucho mejor de la posición privilegiada que tiene sobre los campos y pueblos de alrededor, especialmente sobre Gormaz y el río Duero. Además, en días claros se llega a ver la Sierra de Ayllón en el Sistema Central, o las Sierras de la Demanda, de Urbión y el Moncayo en el Sistema Ibérico.
Siguiendo con un poco de historia, sus orígenes se remontan al siglo IX, durante el Califato de Córdoba, cuando se construyó un pequeño castillo. Posteriormente fue conquistado por los cristianos y recuperado por los musulmanes. Es entonces, a mediados del siglo X, cuando el califa omeya de Córdoba, Al-Hakan II, ordena al general Galib su ampliación, cuyos restos han llegado hasta la actualidad.
Desde fuera del recinto ya vemos el gran tamaño que presenta, hasta el punto de ser considerada la mayor fortaleza de la época en Europa. Como ya dijera anteriormente, se asienta en lo alto de un cerro, tiene forma alargada de oeste a este, con una longitud de unos 380 metros y una anchura máxima de 60 metros. Unas murallas tan extensas exigen ser bien defendidas por 28 torres cuadradas. En general, todo ello construido por sillares labrados, en la parte inferior en sillería y en la superior en mapostería.
Al entrar nos damos cuenta de que posee dos partes bien diferenciadas: al este el alcázar como parte más señorial y al oeste la parte destinada a animales y ejércitos.
De esta segunda parte rápidamente nos daremos cuenta de su amplitud, pero no es para menos, debía acoger a los ejércitos que acampaban allí y a los animales que los acompañaban. Actualmente se sigue viendo una alberca excavada sobre la roca que permitía beber a los animales.
En cambio, en este lado se encuentra uno de los elementos más representativos del lugar, Se trata de una doble puerta con arcos de herradura situada en la muralla sur y que llegó a ser la puerta principal de la fortaleza.
Del alcázar lo primero que veremos serán sus dos torres. Al sur, la Torres de Homenaje; al norte, la Torre de Almanzor. La Torres de Homenaje da acceso al interior del Alcázar, aunque debo decir que fue reconstruida posteriormente siguiendo el estilo mudéjar (siglo XIV). En realidad, el alcázar es el lugar más modificado tras la conquista definitiva por los castellanos.
En el interior del alcázar se encuentran los restos de lo que se piensa que es el Palacio Califal y la Sala de Armas.
Se encuentran en el lado norte y entre ambos se sitúa una poterna que nos da salida a ese lado de las murallas, desde donde tendremos unas magníficas vistas del entorno.
Además, nos encontramos con el aljibe y tendremos acceso a la parte alta de las murallas del alcázar, desde donde tendremos unas buenas perspectivas muy buenas del lado meridional de las murallas.
Para el final dejo la Torre de Almanzor, situada justo al lado de la Torres de Homenaje y unidas entre sí.
La he dejado para el final porque falta una parte de la historia de este castillo que me resulta interesante. Como ya he dicho, esta fortaleza fue ampliada por el califa omeya Al-Hakam II, labor que se la ordenó al general Galib en el año 95. Se debió a la presión ejercida por los reinos cristianos (especialmente León y Pamplona) sobre la marca septentrional. El castillo protegería a la plaza más importante del lugar para los musulmanes, Medinaceli, además de controlar una ruta de acceso al norte peninsular y el rio Duero.
A partir de 978, durante la enemistad que se produjo entre el general Galib y su yerno Almanzor (el cual ya contaba con gran poder), el castillo de Gormaz fue fiel a Almanzor, mientras que Galib se encontraba en Medinaceli. El general intentó recuperarlo, aliándose con castellanos y navarros, pero resultó infructuoso.
Tras la muerte de Galib, Almanzor toma Mecinaceli, que junto a la fortaleza califal de Gormaz fueron lugares de importancia para sus campañas contra los reinos cristianos del norte a finales del siglo X y principios del XI.
En fin, nos tenemos que despedir del castillo, el cual merece ser visitado y aprovechar para conocer esa parte de nuestra historia con personajes tan importantes como el cristiano Rodrigo Díaz de Vivar y los musulmanes Galib y Almanzor.