Andando por el camino predregoso sólo ves cómo crece la gris maleza en sus márgenes. Con la mirada buscas detenidamente un color que le de algo de alegría, aunque sólo sea el rojo de las amapolas. Pero nada.
Hasta que llegando al final del camino observas ese algo, mucho más bello que esa esperada amapola. Es la rosa que nunca pensaste encontrar.
En ese momento, sólo te fijas en ella, admirándola. Sabes que esa rosa es la que siempre has querido y querrás.
Jo, qué bonito.
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarHola, una imagen preciosa acompañada de un texto también precioso. Esa roja rosa con esas gotas de agua resulta muy evocadora. Un saludo.
ResponderEliminarGracias. El rosal crecía en realidad entre la maleza, así que sobre eso no me invento nada xD.
EliminarBienvenido al blog y un saludo.