A las puertas de un precioso valle pirenaico se encuentra Orgeix. Pueblo que sin tener un casco antiguo espectacular ni las típicas casas serranas de piedra, consigue enamorar a aquel que va.
Al menos a los españoles que paramos allí. Tal vez por el mero hecho de sus cuidadas calles, decoradas con multitud de coloridas y llamativas flores.
Tal vez por encontrarse en el margen de un río de aguas cristalinas (y que tiene un buen caudal aun siendo verano).
O tal vez por el espectacular entorno que le acompaña y que invita seguir por aquel valle hasta llegar al final.
En fin, el contraste que existe entre ambos lados de la frontera llega a ser llamativo, pero ninguno de los lados es mejor que el otro, sólo son diferentes.
¡Me encantan los pueblos con flores!Dan tanto color, tanta vida, tanta alegría... son lo mejor :)
ResponderEliminarEl enclave es perfecto, por cierto.
Con razón llevabas tanto rato diciéndome que estabas con entrada nueva, mola, mola, mola.
ResponderEliminarPD: yo estaría todo el rato mirando al cielo, ya entiendes xD
Porque no íbamos preparados ese día para ponernos a andar, que si no...Mirando por internet ponen varias rutas, con lagos de alta montaña incluidos.
ResponderEliminarAdemás, en invierno debe de ser algo increiblemente bonito.
Aunque eso sí, nos adentramos un poco más en el valle y dimos con un lugar precioso (aunque algo degradado por el hombre, ju).
P.D: pues en el cielo creo que no vi nada destacable. En el río, prados y árboles sí que vi lavanderas blancas y cascadeñas, colirrojos, y cuando nos adentramos un poco arrendajos entre otros córvidos, mi primer carbonero sibilino (entre otros páridos), que recuerde.
Pero si yo fuera allí eso sería una sinfonía de rapaces.
ResponderEliminarpues hay subir al lago naguilla, alli es una vista preciosa, yo he estuve en orgeix 5 años
ResponderEliminargracias por las fotos me a hecho recordar mi juventu, juan