martes, 21 de octubre de 2014

Tierras de Frontera: Almeida.

Continuamos con nuestra breve incursión al país vecino: Portugal. Si en la anterior entrada visitábamos Castelo Mendo con sus casas de piedra formando un entramado típicamente medieval, con sus iglesias y murallas, en esta ocasión toca acercarnos a la localidad de Almeida, con sus casas encaladas y la poderosa fortaleza que la defendía.



Parece que en este caso los orígenes son más próximos a nosotros, ya que se cree que el primer asentamiento en el lugar fue romano. Siglos más tardes se construiría un primer castillo para proteger esa zona, castillo de origen musulmán (siglo VIII o IX). Estas tierras serían reconquistadas por el reino de León en el año 1190. A partir de entonces, al igual que ocurrió con Castelo Mendo, fue motivo de disputa entre los reinos de León y de Portugal. Definitivamente, con el Tratado de los Alcañices firmado entre el rey Dionisio de Portugal y el rey Fernando IV de Castilla en el año 1927, Almeida definitivamente pasaría a formar parte de Portugal.



El rey Dionisio de Portugal mandaría reconstruir el pequeño castillo y ampliaría la muralla. De ésta sólo nos han llegado sus ruinas, pudiendo ver su foso y la planta cuadrada con cuatro torres circulares. Su destrucción fue causada por una explosión durante la invasión francesa a Portugal de principios del siglo XIX, la cual afectó a las partes más cercanas del pueblo.

Ruinas del castillo y Torre del Reloj.

Este castillo (o sus ruinas) no ha sido el edificio defensivo más importante con el que ha contado Almeida. De hecho, fue gracias a su fortaleza abaluartada que la plaza fuerte no fuera tomada nunca antes, hasta la invasión francesa. Esta fortaleza se empezó a construir en el año 1641 cuando reinaba Juan IV de Portugal, finalizándose las obras ya en el siglo XVIII.



El estilo de la fortaleza es manierísta-barroco, de forma hexagonal, con un baluarte en cada uno de sus vértices. Además, cuenta con otros tantos revellines, otorgándole a la fortaleza la forma de una estrella de doce puntas. Esta disposición, además del gran foso con el que cuenta, permite una mejor protección del fuerte al permitir el fuego cruzado entre los baluartes.



A la fortaleza se podía entrar de dos formas, o asaltándola o de forma más pacífica por alguna de sus dos puertas. Ambas se sitúan en los revellines de la Cruz (puerta de San Francisco o de la Cruz) y de San Antonio (puerta con el nombre homónimo). Ambas son dobles y están bien protegidas frente a las bombas, pero por su belleza e importancia sobresale la primera, siendo uno de los lugares más característicos e imponentes de Almeida.

Puerta de San Antonio.
Puerta (exterior) de la Cruz.
Puerta (interior) de la Cruz.

 Como fortaleza que es, y ya en el interior, la arquitectura militar es la más importante, por encima de la civil o religiosa. Podemos encontrarnos con el casamatas situado en el baluarte de San Juan de Dios, el cual sirvió para que la población civil se protegiera durante los ataques, ya que contaba con un sistema de galerías subterráneas. Aunque estas mismas galerías también sirvieron en otra época como cárcel.
El cuartel de escuadras está situado junto a la puerta de San Francisco, siendo el cuartel de infantería, mientras que el Picadero del Rey fue en un principio tren de artillería y arsenal (pese a su nombre actual). El actual ayuntamiento también fue Cuartel de Artillería, y el Palacio de Veedoría tenía como destino acoger al antiguo gobierno militar. Finalmente, no nos podemos olvidar del Hospital Militar situado en el antiguo convento de San Francisco.

Cuartel General.

La fortaleza abaluartada protegía al pequeño pueblo de su interior, como no podía ser de otra forma. Éste está formado por los edificios militares pero también vemos otros civiles bien diferenciados. Siguen un patrón totalmente diferente al de Castelo Mendo, ya que son casas de planta baja encaladas con zócalos en puertas y ventanas de la misma piedra de las murallas, de granito.  Aunque sí hay una característica común entre ambos pueblos, la costumbre de pintar puertas y cercos de ventajas de color verde y rojo.



También cuenta con diferentes palacios como la Casa Brasonada Brigadeiro en la mayor plaza del peublo, la Casa Brasonada Antonio Pereiro o la Casa do Marchal de Campo, entre otras.

Plaza con Casa Brasonada Brigadeiro a la derecha.

En cuanto a monumentos eclesiásticos en este caso la muestra no es tan importante como cabría esperar, aunque no nos podemos olvidar de ellos. Así, tenemos la iglesia de Nuestra Señora de Loreto, del siglo XVI, la cual era en origen una de las capillas del antiguo convento de San Francisco. Esta iglesia pasó a ser la principal (Matriz) tras la explosión del castillo.
Debido a esta explosión, además del castillo se vieron afectadas las construcciones medievales situadas a su alrededor, entre ellas la antigua iglesia parroquial. Sin embargo, 20 años después de este hecho, en 1830, se levantaría en el mismo lugar la conocida como Torre del Reloj.
Además, podemos encontrar la iglesia de la Misericordia, del siglo XVII, la cual formaba parte de la Casa de la Misericordia junto al hospital del mismo nombre.

Como hemos visto, Castelo Mendo y Almeida, además de otros muchos pueblos de la zona, fueron lugares muy a tener en cuenta al a hora de proteger la frontera situada entre los reinos de León, Portugal y Castilla en un primer momento, y posteriormente entre España y Portugal. La contrapartida más importante que tuvimos de nuestro lado la veremos en la siguiente entrada: Ciudad Rodrigo, la segunda estrella de la frontera.





viernes, 10 de octubre de 2014

Tierras de Frontera: Castelo Mendo.

Durante las vacaciones en Asturias me vi obligado a hacer un paréntesis y dirigirme a la provincia de Salamanca, junto a la zona de frontera de Portugal, más conocida como La Raya. Y estando en tierras rayanas no pudimos evitar poner pie en el país vecino aunque fuera a escasos kilómetros del nuestro. 
La frontera actual data de siglos atrás y se ha mantenido más o menos estable. Sin embargo, durante la edad media la frontera y sus pueblos y castillos fueron motivo de disputa entre los reinos de Portugal, de León y de Castilla. Esto, ha otorgado la actual apariencia defensiva a muchos de los pueblos que podemos visitar en la actualidad, entre ellos los que nos ocupan en las siguientes dos entradas: Castelo Mendo y Almeida.

Castelo Mendo.

El primero de ellos tiene su origen hace muchos, muchos siglos atrás, parece que durante la Edad de Bronce. A tiempos más actuales nos remiten los dos verracos vetones situados en la puerta de la muralla. Recordemos que los vetones fue un pueblo celta prerromano que tuvo su área de influencia en esta zona. Asímismo, se encontraron restos de un campamento romano.

Porta dos Berroes, de la muralla externa, con los dos verracos vetones.

Sin embargo, no fue hasta la Edad Media cuando empezó a adquirir una mayor importancia. Primero fue el rey Sancho II de Portugal, quien en 1229 otorga carta foral y crea una importante feria que se celebraría tres veces al año, y además mandaba construir una primera muralla en torno al núcleo de población. Así, adquiría una gran importancia tanto económica como defensiva en la zona.

Restos de la muralla interior.

Esta primera muralla cuesta adivinarla, excepto en la parte más alta de la aldea, donde se pueden encontrar más restos de las mismas. Justo en ese mismo lugar se sitúa la iglesia de Santa María del Castillo (Santa Maria do Castelo).


Iglesia de Santa María del Castillo.

De esta recinto original quedan pocas construcciones más, generalmente casas de piedra que comporten estilo con las que veremos más abajo. Además, como no podía ser de otra forma, Castelo Mendo se situó en lo alto del valle que forma el río Côa, rodeado de encinas, alcornoques y matorral, en definitiva, lo que conocemos como monte mediterráneo.




Continuando con la historia medieval de Castelo Mendo, el rey Dionisio de Portugal mandaría construir un segundo recinto amurallado, lo cual detona la importancia estratégica de esta plaza. Posteriormente, durante su reinado se firmaría el Tratado de Alcañices (año 1297) en el cual se establecería la frontera entre Castilla y Portugal. A partir de entonces, poco a poco iría perdiendo importancia hasta el punto de que perdería el carácter de capital del concelho.

Iglesia de San Pedro y Peulorinho.

En el segundo recinto amurallado, el exterior y más moderno, se encuentra la mayor parte del patrimonio civil, eclesiástico y militar. Se entra a la aldea por la Porta dos Berroes, la cual conforma una de las imágenes más típicas del lugar. Además, está flanqueada por los dos verracos vetones que mencionaba al inicio de la entrada.



Nada más entrar, nos encontramos con una pequeña plaza, muy fotogénica y que además acoge la iglesia de San Vicente.

Plaza de San Vicente con su iglesia.

En esta misma plaza se observan algunas de las características de Castelo Mendo, como son sus casas de piedra muchas de ellas de origen medieval. Además, podemos ver algunas ventanas de estilo gótico (imagino que manuelino, por eso de encontrarnos en Portugal), lo cual llama rápidamente nuestra atención. Y otra cosa que nos sorprendió gratamente fue la costumbre de pintar puertas y algunos marcos de las ventanas de colores rojo y verde, lo cual contrasta poderosamente con los tonos más apagados de la piedra.





Avanzando por sus calles empredradas, todavía en la muralla exterior, llegamos a lo que debió ser el centro neurálgico, su plaza. Se encuentra la Casa da Câmara, la presión y el tribunal, además de la Iglesia de San Pedro. Sin embargo, lo que más me gustó ya que nunca había visto uno de estas dismensiones fue el Paulorinho (o rollo en castellano).


Iglesia de San Pedro.
Paulorinho.

Con una fotografía de extramuros, donde queda una pequeña ermita, un lavadero, y alguna que otra fuente, me despido hasta la próxima, ya en Almeida.