De vuelta por Asturias.

Mañana estaré por allí de nuevo, visitando nuevos lugares y reencontrándome con otros ya conocidos. Como siempre, ya irán apareciendo, y aunque habrá de todo, generalmente girará en torno al campo, a la naturaleza y la fauna de allí.

Y como no, nunca, nunca, nunca me puedo olvidar de su deliciosa comida. Entre ésta se encuentran unos pinchos de una famosa confitería maliaya (de Villaviciosa) que nos acompaña muchas de las veces en nuestra mochila, para cuando entra hambre parar y...

Pico picapinos.

Como me han prestado un par de objetivos para la cámara, uno de 200 y otro de 300 mm para utilizarlos mi próximo viaje, estos días estoy probándolos en mi pueblo para conocer hasta dónde pueden llegar.

Estoy yendo a una pequeña chopera donde me está sorprendiendo la "gran" cantidad de pajarillos que se pueden llegar a ver en tan poco terreno...y me está quitando la idea de que aquí "sólo" hay gorriones y golondrinas con la llegada del buen tiempo. Pero eso lo dejamos para próximas entradas.

Hace unos días, cuando ya me iba de allí, empecé a escuchar el tambolireo de un pico, así que decidí ir en su busca y no tardé nada en encontrarlo, una pena la lejanía y lo alto que estaba, pero conseguí alguna fotillo.

Era el primero que veía en mi vida de esta especie, incluso he conseguido ver con anterioridad un Picamaderos negro o Pito negro.

Y ya sabiendo dónde encontrarlo, y con ganas de fotografiarlo mejor, decicí ir de nuevo hoy aprovechando el día.

Para mi sorpresa esta vez no me costó nada verlo, pues vino directamente donde yo estaba.

Aun viendo que una persona extraña estaba allí con una cámara fotográfica, el hambre podía con él y lejos de irse a otros troncos se quedo en ese.

Primero tambolireaba suavemente, en busca de esa oquedad en el tronco que contiene tan preciado alimento. Seguía y seguía y no lo encontraba.

Eso sí, siempre vigilante...observando lo que hacía.

 Subía por todo el tronco, tambolireándo cada vez más fuerte...

Hasta que finalmente llegó al final, y emitiendo su grito se fue tal como vino.

P.D: al igual que en las fotos de los cernícalos primilla, recomiendo pulsar sobre las fotos para observarlas mejor.

Reviviendo.

Hace un mes aproximadamente los almendros estaban en su máximo esplendor y fui a ver los que hay en mi pueblo, como ya conté en otra de mis entradas.

Para no ser tan repetitivo en tan poco tiempo, me guardé una nueva entrada sobre estos almendros.

Mejor dicho sobre uno de los almendros, uno totalmente solitario que crecía en el linde de las tierras de labor. Un almendro que tuvo un mal día, ya que alguien derribó una de sus ramas principales, ahí tumbada todavía, como muerta.

"Póbrecillo", pensé apenado. Pero al acercarme y observar mejor vi algo increible. Los flores crecían en sus ramitas, bellas flores blancas y rosas adornaban el tronco caído.

Resiste a perder completamente la vída, aun estando colgando de un fino hilo de madera.

 

Tazones.

 

Situado cerca de la desembocadura de la Ría de Villaviciosa, en el márgen occidental, se sitúa una de las parroquias más turísticas de Villaviciosa, y la que más tradición marinera tiene, ya que es un pequeño puerto de pescadores, pero sobre todo de mariscadores.

Antiguamente fue un importante puerto ballenero en la costa asturiana, e incluso hasta este punto llegó, por equivocación, Carlos I de España y V de Alemania con su expedición desde Flandes. Sin embargo, en la actualidad el espíritu marinero se encuentra en un segundo plano, aunque mantienen una pequeña lonja y múltiples embarcaciones.

Todo ello se debe a la transformación que ha sufrido este pueblo, al igual que otros de nuestra costa, teniendo una orientación más turísticas. Aun así, se ha respetado la arquitectura tradicional, aquella de casas encaladas con grandes balconadas de madera pintada de vivos colores.

Y como parroquia que es, en la misma entrada se sitúa la iglesia parroquial, aunque para mi gusto no es tan especial ni tiene tanto encanto como otras situadas en este mismo concejo.

Ya fuera del bonito casco urbano, el punto más espectacular se encuentra cerca del faro. Desde allí se puede observar parte de la enorme playa de Rodiles, y al fondo la Rasa de Selorio, aquella que termina con sus altos acantilados.

Colonia de cernícalos primilla.

Hoy estuve en un pequeño pueblo madrileño donde hay una colonia de los amenazados cernícalos primilla.
Ya había estado anteriormente, pero esta vez volvía con un objetivo algo mejor que me han dejado, así que pude hacer numerosas fotos (de mejor calidad que con un simple 55 mm).

Cuando llegué ya pude ver numerosos cernícalos posados en los cables...

...e incluso una amorosa pareja posada en una torreta de electricidad.

Además, conviven perfectamente junto a las acosadoras y macarras grajillas, aunque a veces se escucha bronca entre ellos...huyendo unos unas veces y otras las que más.

Y en la torre del campanario, estaba solo, solo, solo, un cernícalo observando todo a su alrededor. Parecía esperar algo, estaba impaciente pero no se movía. Por eso, decidió salir de su casa...

 Y entonces, aprovechando el momento un macho adultó llegó...

Y al instante, su compañera le siguió.

Y tras numerosos vuelos cortos cerca del campanario, la pareja decide descansar junto a su nido.

P.D: recomendable pulsar sobre las fotos para verlas en grande.

Caballo juguetón.

He tenido la posibilidad de conocer multitud de caballos, incluso por nombre. Algunos de ellos eran atléticos pura sangre inglés, otros preciosos españolitos, y los últimos, saltarines silla francés.
Entre éstos ha habido algunos con los que me encariñé tras estar tratándoles semana a semana para que se curen lo antes posible. E incluso me he apenado cuando alguno no ha conseguido sobrevivir a su grave enfermedad.

Pero hay uno al que nunca he acariciado, al que nunca he podido llamar por su nombre, al que sólo he visto una vez...y ni siquiera es el más bonito. Sin embargo, me acuerdo mucho de él, de sus carreras y sus brincos por el campo, siguiéndonos hasta que ya no pudo más.
Por eso, hoy le dedico una entrada, una entrada para ese caballo juguetón y desconocido.

Abandono.

La vieja iglesia mira hacia el parque, esperando ver a los niños que antaño jugaban allí.

Es la única que no abandona su esperanza, aguantando día tras días en pie. Otros ya habrían abandonado, como aquellos ancianos deseosos de ver vida nueva.

¿Cuántos años más se alargará la espera?

Y aunque lo sienta por ella, espero que se alargue muchos años más, pues así sigue manteniendo su propia identidad.

Playa de Lastres.

En el horizonte, la costa oriental asturiana acompañada muy cerca de los Picos de Europa. Mucho más cerca, la impresionante sierra del Sueve, con sus 1.000 metros de altura a escasa distancia del mar.

 
Y abajo, dos playas, la de Lastres y La Griega. Con la pleamar, separadas y pequeñas, pero cuando se retira el agua se forma una impresionante y kilométrica playa natural, rodeada de plantaciones de eucaliptos y pastos, y por muy pocas edificaciones.

Aunque al fondo, se ve Lastres con su ya conocido puerto que nos recuerda que al final estamos muy cerca de la civilización.

 

Mis primeras fotos.

Estas han sido mis primeras fotos con un objetivo 200-500 mm y posiblemente sean las últimas hasta dentro de muchos años...

Hembra de Colirrojo.

Las especies tampoco son nada extrañas y posiblemente muchos las reconozcan.

Tórtola turca.

Aunque hay que decir que la lavandera blanca, aunque común incluso en nuestras ciudades, es un hermoso pajarillo.

Lavandera blanca.

Las fotos no son gran cosa tampoco, son las primeras que hacía y me temblaba el pulso...pero me hace ilusión ponerlas.

Faro de Cudillero.

Todo marinero lo ve en la oscuridad, iluminando el inmenso océano. Parece que con su mirada está buscando que nunca encuentra...¿qué será?.

Día de aves en las Tablas de Daimiel.

Hace unos meses, en noviembre exactamente, estuvimos en este paraje natural, uno de esos santuarios de las aves (y de los ornitólogos). Ese día vimos numerosas especies como aquel solitario morito, flamencos, numerosas anátidas y las especies más comunes del género Ardea.

Aun así, la imagen que nos dio el parque nacional ese día fue bastante mala. Al igual que otros, pensaba que se había transformado en un parque temático de aves donde la gente va sin respeto alguno como si se tratara del estanque de los patos del parque de su pueblo. Y además, estaba muy nublado, lo cual fue un punto negativo.

Foto de noviembre. Flamenco.

Pero decidimos volver aun pensando que corríamos el riesgo de no ver nada...ni aves ni agua. Pero nuestras expectativas negativas no se cumplieron, ya que estaba totalmente soleado, lo cual daba un reflejo espectacular al abundante agua.

Embarcadero.

En además, numerosas especies de aves se dejaron ver, aunque con la nota negativa de una vegetación aun de color pajizo.

Además, realizamos un recorrido alternativo al anterior, más tranquilo, lo cual nos permitió disfrutar de las aves, pues en todo momento conseguimos evitar al turista que piensa que una focha común es una especie de ánade negro.

Desde la Torre del Prado.

Así, terminamos viendo una cincuentena de especies de aves, muchas de ellas raras de ver como un rascón y una polluela pintoja buscando comida entre las cañas, o las amenazadas cercetas pardillas en el mismo río Guadiana. También fue una gozada ver el baile de los somormujos lavancos, siendo espectadores privilegiados junto a los ansares.

Somormujos lavancos.

Ansares.

 Sin embargo, por su belleza, me quedo con el pechiazul.

Pechiazul.

 

Finalmente, recomiendo ir a este parque (para la gente que viva muy lejos), en un día soleado, siempre con el máximo respeto que se le debe a un Parque Nacional como este. Y dicen que es precioso al amanecer y al atardecer, pero no nos pudimos quedar. Esto es lo más cerca que estuvimos del atardecer.

Laguna Permanente.

 

Si alguien quiere un listado de aves avistadas, lo puedo poner. Entre otras, aparecen este precioso ánade y los flamencos.

Ánade rabudo.

Flamencos juveniles.

El autor de las fotos de las aves en sí es Carlos Rossi, y además, podréis encontrar más fotos tanto en este blog como en el de Mis Cosines.

Desde el mismo punto que en la primera foto.

Quinta de los Molinos.

Dicho y hecho. Tardamos dos semanas en volver al parque madrileño Quinta de los Molinos, y como esperábamos, los almendros ya estaban mucho más florecidos.

Este insólito parque presenta un único molino de viento, por lo que no hace honor a su nombre. Además, para mi gusto no es nada llamativo. También presenta un palacete del siglo pasado acompañado de jardines, lo cual tampoco me pareció algo peculiar.

Por lo que es verdaderamente conocido es por sus almendros. Hectáreas completas de este precioso árbol que ahora se encuentra en su época de máximo esplendor, totalmente cubiertos de blanco con ligeros matices rosáceos.

Y como espectáculo que es, se llena de madrileños ilusionados por visitar esta fantástica "huerta" en la mismisima ciudad de Madrid.

Pero no hay que quedarse sólo con los almendros, ya que también están las mimosas en flor, compitiendo en belleza y aroma.

Pero las flores ya se van cayendo, por lo que si queréis verlas este año...hay que ir con prisa.